Entramos en el
otoño, dejamos atrás los calorosos días del verano, los rigores estivales se
van suavizando, los primeros brotes de hierba tapizan los campos, el secarral
va quedando atrás poco a poco, en la sierra los primeros frutos empiezan a
madurar, la melosa se va desprendiendo de la encina y hace las delicias de los
ratones, el madroño va tiñendo de rojo las sierras, en definitiva el campo se
esponja, y nuestros amigos los cochinos en estos días van cambiando
paulatinamente sus hábitos alimenticios, abandonan los comederos artificiales
para centrarse en la abundante comida que les ofrece la sierra.
Es hora de bañas,
esas del barro gredoso que tanto apetecen a los guarros, hora es de montanera,
esperarlos en plena dehesa, después de seleccionar las encinas con el fruto más
dulce.
Muy pronto las
cochinas entraran en celo, la sierra entera se llenará de gruñidos amorosos, de
“guarríos” de peleas, los machos sembraran la semilla para nacimiento de
futuras generaciones.
En definitiva,
llega una de las estaciones del año más bonita de aguardar.
Mucha suerte a todos
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